Historia del polo argentino



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  Julieta Fraguío 09/10/2017

Según registros literarios persas, el origen de la práctica del polo se originó en Persia alrededor del siglo 6 antes de cristo. El nombre con el que fue conocido posteriormente, deriva de “pulu”, que significa “pelota” en tibetano. Muchos historiadores creen que el origen de este deporte se remonta a las tribus iraníes que existían previo al reinado de Darío I el Grande (521-485 AC) y la fundación del Segundo Imperio Iraní. 


Luego el polo iría cruzando fronteras en Asia y llegaría a China, donde se convirtió en un pasatiempo de la realeza durante varios siglos. La llegada a este país se debió a la nobleza iraní que buscaba asilo luego de la invasión de su imperio a manos de los árabes. 


Durante más de 20 siglos, el polo se mantuvo como uno de los pasatiempos favoritos de los gobernantes de Asia. Las reinas también practicaban el deporte, al igual que la nobleza y los guerreros. Así el polo llegaría a Japón, Egipto y la India, donde era practicado con elefantes y caballos. 


Con la caída de los grandes reinados de Oriente, la práctica del polo se restringió únicamente a aldeas remotas y de esta forma en Manipur, un estado en el nordeste de la India fue adoptado por los oficiales ingleses durante los tiempos de su presencia colonial. En 1874 fue introducido por los ingleses en las regiones ganaderas del este y se extendió hacia otras zonas de Gran Bretaña, llegando a toda europa.






Luego el polo llegaría a América, donde tuvo cierto grado de popularidad en Estados Unidos. Y posteriormente a fines del siglo XIX en Argentina a través de inmigrantes ingleses, en su mayoría hacendados, que al ver a nuestras tierras se encontraron con caballos y hombres con las características necesarias para jugarlo, dando comienzo a este deporte que en la actualidad se convirtió en una representación Argentina. 


Entre los precursores del polo en el país, se encuentra el británico Francis Balfour, quien se inició en este deporte en 1890 y, tiempo después, emigró a Argentina trayendo su pasión y enseñanza. El primer partido de polo se calcula que se jugó alrededor de 1875. Los británicos desde su llegada buscaban jugadores con quienes enfrentarse sin importar la locación. 


Aunque el polo al principio era para los jugadores aristócratas ingleses que vivían en las estancias de la provincia de Buenos Aires, cada vez con el transcurso de los años fueron apareciendo más clubes, como fue el caso del actual reconocido Hurlingham Club, fundado en 1888 por los ingleses Campbell, Fortune, Ravenscroft y Robson. Años más tarde ganarían el primer Campeonato Argentino Abierto de Polo. Durante este período el polo tuvo un importante crecimiento y en 1921 fue creada la Federación Argentina de Polo que dio lugar a que el deporte comenzara a desarrollarse en todo el país, integrando cada vez más jugadores nacidos en el país.








Poco a poco, algunos equipos locales fueron invitados a participar en torneos europeos y la actuación de los argentinos generó sorpresa en el viejo continente por la destreza de los jinetes y la potencia de los caballos. Sin embargo, la verdadera sorpresa llegó cuando Argentina fue ganadora de los Juegos Olímpicos de 1924, contra las dos potencias mundiales: Estados Unidos y el Reino Unido. A su regreso, los jugadores fueron aclamados por todo el país y el polo argentino se ganaba un reconocimiento mundial!


El polo fue disciplina olímpica en cinco ocasiones (1900, 1908, 1920, 1924 y 1936) y los argentinos ganaron la medalla de oro en sus dos participaciones 1924 y 1936. Durante esta época dorada se construyó en 1927 las dos famosas canchas 1 y 2 de Palermo inauguradas en 1928, en la avenida del Libertador en su cruce con Dorrego. Luego se convertiría en escenarios de increíbles conquistas a nivel mundial y récords históricos locales e internacionales, ganándose la denominación de la Catedral Mundial del Polo.


Años más tarde llegaría a Buenos Aires en 1987 la primera Copa del Mundo y Argentina pasaba a tener una gran supremacía en el juego y un excelente nivel que dio lugar a que se desarrollara en el país los tres torneos con mayor prestigio a nivel mundial: Abierto de Hurlingham, de Tortugas y de Palermo, conocidos como la Triple Corona del Polo Argentino.








Toda la historia y la construcción de grandes resultados hicieron que hoy Argentina tenga en su poder ocho de los nueve jugadores con hándicap más alto del mundo: Mariano Aguerre, Alberto Pedro Heguy, Juan Martín Nero, Gonzalo Pieres, Facundo Pieres, Juan C. Harriot, Pablo Mac Donough y Adolfo Cambiaso, quien es considerado como el mejor polista de la historia. 


Además de la destreza de los jinetes, el éxito del polo argentino se debe a la destacada calidad de sus caballos, que son el resultado de un controlado proceso de cruza, selección y crianza entre la raza Pura Sangre, reconocida mundialmente por su velocidad y el caballo mestizo de campo. 


Si te gustaría aprender a jugar al polo, tener una clase o ir a ver un partido entonces ponete en contacto con nosotros.












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