La travesía comienza en Puerto Natales, donde nos reuniremos temprano por la mañana para cruzar en bote el fiordo hacia Estancia Mercedes, un rincón escondido de la Patagonia chilena que solo se puede acceder por agua. Este primer tramo ya nos sumerge en la aventura, navegando entre paisajes de belleza intacta, con montañas, glaciares y bosques reflejados en aguas tranquilas. Al desembarcar en la estancia, nos recibirán los caballos y comenzaremos una inolvidable expedición de dos días y una noche por la inmensidad de la pampa.
Montados a caballo, iniciaremos el ascenso por senderos poco transitados que atraviesan bosques nativos, mallines y terrenos abiertos que ofrecen vistas cada vez más impresionantes. A medida que ganamos altura, el paisaje se transforma: aparecen ante nosotros los imponentes relieves de la Cordillera Moore, el majestuoso Cerro Ballena y los amplios valles que caracterizan esta zona de la Península Antonio Varas. La naturaleza se revela en su estado más puro, con colores intensos, sonidos sutiles y una sensación de libertad difícil de describir.
Nuestro destino es la Laguna Cóndor, ubicada en lo alto de un cerro, un espejo de agua cristalina rodeado por montañas y silencio. Allí instalaremos el campamento, armando carpas en plena pampa patagónica, sin más compañía que la naturaleza. Alrededor de una fogata encendida, compartiremos una cena sencilla pero reconfortante, cocinada entre todos, mientras cae la noche. Bajo un cielo despejado, millones de estrellas se desplegarán sobre nosotros, regalándonos una de esas noches que quedan grabadas para siempre.
El segundo día comienza con un desayuno campestre, seguido por el descenso, que se realiza por una ruta diferente a la de subida. Este nuevo trayecto permite seguir descubriendo rincones ocultos de la estancia y disfrutar de nuevas perspectivas del paisaje. Es una oportunidad única para apreciar la inmensidad del territorio, sentir el ritmo del entorno y conectar profundamente con lo natural.
Esta travesía es mucho más que una excursión: es una experiencia auténtica, íntima y transformadora. Un viaje donde el tiempo se detiene, la desconexión es real y el espíritu aventurero se reencuentra con la esencia de la Patagonia.