Tengo que aclarar de antemano que a mi me gusta mucho todo lo que me pasa cuando me baño en aguas termales. Podría decir que tengo cierta facilidad para llenarme de stress cada tanto, ya sea por exceso de trabajo o por frustraciones, y que los baños termales me funcionan como una catalizador que me hace sentir mejor física y espiritualmente.
Mi experiencia en el spa termal termas de Cacheuta se dio hace unos años, cuando por trabajo me enviaron una semana a realizar una auditoría en 5 hoteles con viñedo de Mendoza.
El viernes por la noche, cuando ya había terminado mi ultima jornada laboral, en la cena de despedida, una compañera me dijo que ella iba a ir a las termas y me preguntó si tenía ganas de acompañarla. Yo estaba cansado y lo dude, pero sentí que tenía que aceptar la invitación.
El sábado por la mañana nos pasó a buscar un traslado que incluía el pick up desde los hoteles de la ciudad de Mendoza. Tardamos cuarenta minutos en hacer el trayecto hasta llegar al spa termal, que está ubicado en un valle árido al lado del río Mendoza. Nos dejaron en el estacionamiento y lo primero que me llamó la atención fue la construcción vintage con mucha madera tanto del hotel resort como del centro termal.

Ahora voy a contarte cómo fue mi experiencia de un día en las aguas termales de Cacheuta, para que te hagas una idea de cómo armar tu visita, si te interesa. Y después te comparto, también, alguna información sobre preguntas frecuentes que me surgieron durante la escapada, pero hubiera querido tener de antemano.
Entrada a Termas de Cacheuta
Nos explicaron un poco el funcionamiento del lugar y la diferencia entre el parque de agua termal Termas de Cacheuta y el sector Terma Spa, donde también funciona el Hotel Termas de Cacheuta. Nos acompañaron a la entrada de las termas para darnos una bata de toalla, así que nos pusimos el traje de baño y empezamos el recorrido.
Nos sugirieron un circuito que fue así: sauna bajo tierra en una caverna natural, baño finlandés con agua fría, salida e ingreso a una de las piletas internas con aguas entre 35 y 42 grados centígrados. Luego el baño de barro que uno termina limpiándose en una ducha escocesa.
Ya para el final del recorrido me sentí mejor. Con una sonrisa constante. Después me acomodé debajo de una caídas de agua a disfrutar como me iba golpeando y masajeando la espalda y los hombros.
Cuando me di cuenta ya era el mediodía y fuimos a almorzar. No sé si se puede llevar comida a las Termas de Cacheuta
La variedad de comida era muy amplia. Había verduras, carne, pollo, pescado y pastas para elegir en un buffet autoservicio. Yo no estaba alojado en el hotel. De haberlo estado, después del almuerzo hubiera aprovechado para dormir una siesta en la habitación. A mi me toco el turno del masaje que tenía incluido en mi excursión.

Masajes en el spa de Termas de Cacheuta
El masajista hizo un trabajo tremendo. Desde el momento en que entré en la sala de masajes, supe que estaba en buenas manos. La atmósfera era tranquila y relajante, con luces y música suaves que creaban un ambiente perfecto, en armonía con el entorno de montañas.
Cuando comenzó el masaje, sentí la precisión de las manos sobre mis músculos. Cada movimiento estaba lleno de conocimiento y habilidad, y podía sentir cómo la tensión se desvanecía poco a poco. La hora pasó volando, pero al mismo tiempo, cada minuto se sintió como un regalo. Me dejé llevar por la experiencia, disfrutando de cada instante. Al final de la sesión, me sentí renovado, como si hubiera dejado atrás todas mis preocupaciones. Sin duda, fue una experiencia que atesoraré y que espero repetir en el futuro.
Cuando salí del cuarto de masajes envuelto en una toalla suave, caminando debajo del sol otoñal hacia las piletas termales con vista al río y las montañas, sentí que mi vida tendría más sentido si siempre me sintiera como en ese momento.
Piletas en Cacheuta
Pasé el resto de la tarde dentro de los piletones de piedras llenos de agua calentita conversando con mi compañera de trabajo y con compañeros casuales de tarde termal mirando la cordillera de los andes en la cercanía.

Son más de 10 piletones de piedra junto al río, cada uno con diferentes temperaturas e hidroterapias, que invitan a disfrutar en plena naturaleza. Hay cama de burbujas, volcanes, cascadas, un piletón de agua de manantial fría y hasta una piscina de natación con agua termal.
Al caer la noche, nos llevaron de regreso a nuestro hotel. Esa noche me acosté temprano tras una cena ligera y dormí como hacía tiempo no lograba. Al día siguiente, me sentí lleno de energía.