La Rioja es una provincia de contrastes geográficos y territorio que se despliega desde las cumbres andinas hasta la aridez de sus valles y llanuras, donde conviven vestigios de una riqueza cultural profunda. Su capital es la ciudad de La Rioja, que, además de ser especial para el turismo por mantener un aire colonial, funciona como el principal punto de acceso a través del Aeropuerto Capitán Vicente Almandos Almonacid.
La conectividad hacia los centros y atractivos turísticos se apoya en una red de rutas nacionales y en servicios de autobuses que, aunque son eficientes, requieren planificación. Por ejemplo, si te preguntás cómo ir de La Rioja hasta Villa Unión, epicentro del corredor del Bermejo, tené en cuenta que el recorrido puede tomar alrededor de cinco horas.
El clima de la provincia es predominantemente cálido y seco, con variaciones significativas determinadas por la altitud. En parte por esto, la mejor época para visitar La Rioja es en primavera (septiembre a noviembre) u otoño (marzo a mayo), cuando las temperaturas diurnas son moderadas y permiten explorar tanto los valles como las zonas de mayor elevación.
A continuación vas a conocer los atractivos turísticos principales de esta provincia cuyana. Además, podés consultarnos por paquetes de viaje a La Rioja, además de las mejores excursiones y opciones de alojamiento. ¡Empecemos!
Viaje al Triásico en el Parque Nacional Talampaya
El Parque Nacional Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es quizá el atractivo más espectacular de la provincia. Sus paredones de arenisca roja alcanzan hasta 150 metros de altura. Estas formaciones geológicas datan del período Triásico, y en sus estratos se han descubierto registros fósiles únicos de dinosaurios y otras formas de vida prehistórica. Esto se debe a que son el resultado de procesos de sedimentación y erosión eólica y fluvial a lo largo de unos 250 millones de años.
El recorrido por el cañón principal, que se realiza exclusivamente en vehículos autorizados con guías locales en excursiones desde La Rioja o San Juan, revela geoformas esculpidas por la naturaleza, como "El Monje" y la "Catedral Gótica". Además, las rocas de Talampaya conservan petroglifos de entre 1.500 y 1.000 años de antigüedad, testimonios de la cosmovisión de las culturas que habitaron la región.
Cómo llegar a Talampaya desde La Rioja
Villa Unión es la localidad de servicios más cercana a Talampaya y funciona como base operativa para explorar el corredor. Por eso, los mejores hoteles de Talampaya están en esta zona. Desde este poblado salen excursiones no solo al parque nacional, sino también a su vecino geológico, el Parque Provincial Ischigualasto en San Juan, y a otros sitios de interés como el Parque Provincial El Chiflón. Este último, parte de la misma cuenca geológica, ofrece circuitos guiados entre troncos petrificados y morteros comunitarios que evidencian la presencia de las culturas Diaguita y Comechingón.
Sin embargo, se puede llegar a Talampaya en auto desde la ciudad de La Rioja, en un trayecto de unas dos horas. El recorrido inicia hacia el sur por la RN38, en dirección a Patquia. En esta localidad aparece el cruce con la RN150 que hay que tomar a la derecha. El camino lleva a la intersección con la RN76, donde el camino al Parque Nacional se abre de la ruta hacia la derecha.
Villa Unión y Laguna Brava en La Rioja: excursiones en la altura
Si te preguntás qué hacer en Villa Unión de La Rioja además de visitar Talampaya, mirá hacia el oeste, por la Ruta Nacional 76. El ascenso en dirección a la cordillera te lleva a la Reserva Provincial Laguna Brava, un humedal altoandino situado por encima de los 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Este sistema de lagunas salinas está rodeado por algunos de los picos más altos de los Andes, como el Monte Pissis. El clima acá es extremo, con una gran amplitud térmica diaria y vientos fuertes, por lo que es indispensable visitarlo con ropa de abrigo, independientemente de la estación. Además, el ascenso requiere un proceso de aclimatación para mitigar los efectos del mal de altura.
La reserva es un refugio para la vida silvestre adaptada a condiciones extremas, entre las que predominan poblaciones de vicuñas y tres especies de flamencos andinos que encuentran un hábitat ideal en aguas hipersalinas. En el trayecto, una serie de refugios de piedra construidos en el siglo XIX para los arrieros que cruzaban el ganado hacia Chile son testigos de la historia humana en este paisaje inhóspito.
Un tour en 4x4 por Laguna Brava es la forma perfecta de abarcar la mayor parte de este paraíso extraño. Que la vastedad del paisaje no te engañe: aunque puede parecer que no hay más que piedra y sal, la diversidad se puede apreciar si se visita con la guía adecuada.
Qué hacer en Chilecito y el Macizo del Famatina
Al este de Villa Unión, conectada por la escénica Cuesta de Miranda en la Ruta Nacional 40, se encuentra Chilecito, la segunda ciudad más importante de la provincia. El viaje en autobús entre ambas localidades dura aproximadamente dos horas. El tour por la Cuesta de Miranda es una atracción imperdible: un camino de cornisa totalmente asfaltado que serpentea a través de formaciones de colores rojizos, dejando miradores hacia el Cañón de Talampaya en la distancia.
Chilecito se asienta al pie del imponente macizo del Famatina, un sistema montañoso que ha sido el corazón de la actividad minera de la región desde tiempos precolombinos. La herencia de esta industria se materializa en el Cablecarril a la Mina "La Mejicana", una obra de ingeniería monumental construida a principios del siglo XX por la empresa alemana Adolf Bleichert & Co. Esta estructura de 35 kilómetros, que en su momento fue la más larga y alta del mundo, transportaba el mineral aurífero desde casi 4.600 metros de altura hasta la ciudad. Hoy sus estaciones son visitadas como Monumento Histórico Nacional.
La zona de Famatina también es visitada por aficionados y profesionales de parapente. La agricultura, especialmente la vitivinicultura y la producción de olivos, es el otro pilar económico del valle. Varias fincas y bodegas cerca de Chilecito, en localidades como Guanchín y Sañogasta, trabajan con turismo rural y gastronómico. Estas experiencias proponen conocer el proceso de elaboración de vinos, con especial énfasis en la cepa Torrontés Riojano, y degustar productos locales o comidas típicas de La Rioja.
Cómo llegar a Chilecito en La Rioja
A Chilecito se llega por vía terrestre a través de rutas nacionales que conectan la ciudad con los puntos neurálgicos de la región. Si bien la ciudad cuenta con un aeródromo (SANO), este no opera vuelos comerciales de manera regular.
Si tu plan es llegar a La Rioja e ir a Chilecito directo desde el Aeropuerto Capitán Vicente Almandos Almonacid, tené en cuenta que el trayecto por carretera es de aproximadamente 200 kilómetros, con una duración estimada de entre dos horas y media y tres horas. El camino más directo es por la Ruta Nacional N° 38 en dirección sur hasta el cruce de Patquía. Acá hay que tomar la Ruta Nacional N° 74 hacia el oeste hasta Nonogasta, para finalmente empalmar con un breve tramo de la Ruta Nacional N° 40 que lleva directamente a Chilecito.
Desde el sur, la conexión principal es a través de la misma Ruta Nacional N° 40, que enlaza Chilecito con la provincia de San Juan. Este acceso es ideal para los viajeros que buscan combinar la visita a Chilecito con el Parque Provincial Ischigualasto, ya que el trayecto desde San Agustín de Valle Fértil implica tomar la Ruta Provincial 510 y luego la Ruta Nacional 150 hasta Patquía, antes de seguir el tramo final por la RN 74.
Tené en cuenta que hay servicios regulares de autobuses de larga distancia que conectan a Chilecito con terminales clave como la de Retiro en Buenos Aires, así como con las capitales de La Rioja, Córdoba, San Juan y Mendoza. La Terminal de Ómnibus del pueblo está sobre la Ruta Nacional 40, centraliza todas las operaciones y es el punto de partida y llegada para explorar la región, por lo que es una buena referencia, también, a la hora de buscar hoteles en Chilecito.
Circuitos religiosos y termas en La Rioja: turismo para todos los visitantes
La provincia está salpicada de circuitos que combinan la fe popular, la historia y paisajes singulares. En el departamento de Arauco, la devoción se concentra en el Señor de la Peña, una formación rocosa natural cuyo perfil se asemeja a un rostro humano. Originalmente era un lugar sagrado para los diaguitas, que lo conocían como Llastay (protector de la montaña), pero fue reinterpretado por la fe cristiana.
Cada Semana Santa, miles de peregrinos de todo el país acuden al sitio en busca de paz espiritual. A pocos kilómetros, en una zona montañosa, se encuentran las Termas de Santa Teresita, cuyas aguas emergen a temperaturas entre 42°C y 46°C y poseen propiedades hidroterapéuticas.
Costa de la Ruta Nacional 75: un imperdible para excursiones en La Rioja
La denominada Costa Riojana es un recorrido por la Ruta Nacional 75 que hila una serie de pueblos pequeños al pie de la falda oriental de la Sierra de Velasco, caracterizados por una atmósfera de tranquilidad y un microclima particular. Localidades como Anillaco, Chuquis, Pinchas y Aminga conservan una arquitectura tradicional y un ritmo de vida pausado. Chuquis es notable por ser el pueblo natal de Pedro Ignacio de Castro Barros, congresal en la Declaración de la Independencia de Argentina.
Quebradas riojanas
En el departamento de San Blas de los Sauces, el sitio arqueológico de Huaco ofrece otro vistazo al pasado prehispánico. Mientras, en Vinchina, al oeste, se pueden observar las "Estrellas Diaguitas", enigmáticos geoglifos circulares formados con rocas de distintos colores (rojo, blanco y azul-negruzco) que fueron transportadas desde otras regiones. Se cree que estos símbolos, que representan el fuego, el agua y la tierra, eran utilizados con fines rituales o astronómicos.
En la misma región, la Quebrada de la Troya muestra formaciones geológicas peculiares y vestigios de bosques petrificados. Y hacia el sur, en el departamento General Ángel Vicente Peñalosa, cuya cabecera es Olta, se encuentra la Quebrada de los Cóndores. Esta reserva alberga una de las poblaciones más importantes de cóndor andino fuera de la cordillera principal, con una estimación de 150 individuos. Los miradores naturales de la quebrada se sitúan por encima de los apostaderos de las aves, lo que permite una perspectiva singular para observar su majestuoso vuelo.