EL BAROLO, ESA DIVINA COMEDIA

Entre las bocinas y el smog, en la avenida más tradicional de Buenos Aires, se esconde a la vista de todos un templo laico: un lugar donde el tiempo se detiene y el espacio se confunde, a pesar de la perfecta geometría. Es que allí, en el Palacio Barolo, el pasado se inmiscuye en el presente, mientras la crasa realidad se desvanece en un universo paralelo, poético y sacro. 

Su construcción fue encargada por el empresario textil Luis Barolo al italiano Mario Palanti, quien lo llenó de analogías y referencias a la Divina Comedia de Dante Alighieri. Palanti lo dotó de un concepto arquitectónico integral, que deslumbra a quienes lo visitan por su elegante estilo, su mezcla del gótico-romántico y el hindú, aunque lo que hechiza es su historia. Al pasar la entrada vidriada, la Divina Comedia se materializa en hormigón, mármoles y bronces, en una hora es posible recorrer el infierno, el purgatorio y el paraíso con guía mediante.  

Creado con el sueño de guardar los restos del artista florentino, hoy en el inmueble solo hay oficinas, pero cada detalle y relieve guarda su correlación simbólica con el poema. El arquitecto, miembro de la orden masónica de Dante y Barolo, reiteró obsesivamente la distribución numérica del libro: no sólo la división de los pisos concuerda con los tres reinos; además, entre las “coincidencias”, su altura replica la cantidad de cantos del texto y hasta su ubicación, Av. De Mayo 1370, recuerda la fecha aproximada del escrito. Actualmente, continúa siendo uno de los edificios más altos de la ciudad y del mundo en hormigón armado. Este gran ícono porteño, convertido en Monumento Histórico Nacional desde 1996, le brinda a sus visitantes vistas privilegiadas de la ciudad, donde se destaca la Casa Rosada y el Congreso.

   Además de sus paseos por el interior de su historia y arquitectura, el Palacio Barolo ofrece clases de tango en sus elegantes salones, con una duración de una hora. Para tomar las mejores imágenes del edificio, se puede elegir el tour fotográfico para capturar cada momento del recorrido. Otro circuito recomendado es el nocturno, con mayores detalles que el recorrido diurno, acompañado de la historia y las alegorías de la Divina Comedia, se llega al faro y desde su cúpula se ve como este gira y va iluminando la ciudad. Luego de disfrutar una magnifica vista, se conoce una oficina de los años 20, donde los visitantes degustarán una copa de vino premiado con productos regionales. Tiene una duración aproximada de dos horas. Para conocer más de Buenos Aires te recomendamos los Walking y City Tour de Tangol.