Crucero a la Antártida: cómo viajar desde Argentina o Chile

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  Tangol 08/07/2025

La Antártida es un continente que apasiona desde hace décadas por su función ecológica para el sostenimiento de la vida en el planeta y sus paisajes extraordinarios. Además de concentrar la atención de muchísimos científicos de todas partes del mundo, ésta área es un foco de atracción para la pesca y el turismo.

Durante el verano, miles de visitantes viajan en embarcaciones y cruceros a la Antártida desde Argentina o Chile. Este tipo de viaje es ideal para conocer la región más austral del mundo y conectarse con una naturaleza fuera de lo común, en una experiencia sin igual.

Este continente se encuentra cubierto por una enorme capa de hielo que oculta gran parte de su perímetro, su relieve y sus verdaderas dimensiones, por lo que no se conoce con exactitud su área, pero se la estima en 14 millones de kilómetros cuadrados. Está totalmente rodeado por los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, y los mares de Ross y Weddell.

Si entraste a esta nota es porque te debe haber picado la curiosidad. ¡Y con justa razón! Es un destino misterioso y atractivo para los más aventureros. Si te generó tantas dudas como ganas, tomá nota de estos datos, con los que esperamos ayudarte a resolver tus principales inquietudes.

 

¿Cómo se llega a la Antártida?

Viajar a la Antártida es mucho más fácil de lo que parece. Aunque parezca un destino lejano e inalcanzable, lo cierto es que desde Buenos Aires podés empezar tu aventura con solo tomar un vuelo al sur del continente. También hay opciones para llegar desde la Patagonia chilena.

La mayoría de los viajeros vuelan desde Buenos Aires hacia Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego, o hacia Punta Arenas, en el sur de Chile, dos ciudades australes que funcionan como puertas de entrada al continente blanco.

A continuación, veamos cuáles son las opciones más convenientes y qué paquetes a la Antártida contienen las mejores conexiones e itinerarios.

Cómo llegar a la Antártida desde Punta Arenas 

Visitar la Antártida ya no implica necesariamente atravesar los agitados mares del Paso Drake durante dos días. Gracias a las expediciones en modalidad air-cruise que parten desde Punta Arenas, en Chile, es posible volar directamente hasta la Isla Rey Jorge en apenas dos horas y comenzar desde allí una aventura única a bordo de modernos barcos de expedición. Tangol ofrece dos propuestas ideales para quienes sueñan con descubrir el continente blanco de una forma rápida, cómoda y profundamente transformadora.

Exploración clásica a la Antártida

Este viaje de 8 días y 7 noches está pensado para quienes buscan una experiencia de alto nivel en todos los sentidos. Desde el vuelo directo a la Antártida desde Puerto Arenas hasta el alojamiento boutique a bordo del barco de expedición, todo está diseñado para garantizar una inmersión total en el paisaje polar, sin resignar confort. Una vez en la Isla Rey Jorge, se embarca rumbo a glaciares, fiordos y costas remotas, siempre acompañados por guías especializados en ecosistemas polares.

El crucero cuenta con capacidad reducida, lo que permite optimizar los desembarcos y garantizar una conexión más cercana con la naturaleza. En tierra, los visitantes pueden caminar entre pingüinos, avistar focas y ballenas, y fotografiar los impresionantes bloques de hielo que definen la estética del sur más extremo del planeta. La experiencia es “todo incluido”: todos los regímenes de comidas, charlas con expertos, y alojamiento de alta calidad. Si bien el esfuerzo físico requerido es bajo, es importante llevar ropa de abrigo adecuada para afrontar las bajas temperaturas.

Exploración clásica de la Antártida en air-cruise – Ocean Nova

La segunda opción de Tangol también parte desde Puerto Arenas y ofrece una expedición de 8 días y 7 noches, con vuelo directo a la Antártida y navegación a bordo del Ocean Nova, una embarcación moderna, segura y confortable. Este paquete comparte muchas de las características del anterior: traslado aéreo, embarque inmediato, crucero boutique, guía de expertos, y un programa “todo incluido” que libera a los viajeros de cualquier preocupación logística.

El Ocean Nova se destaca por su diseño funcional y su capacidad para navegar entre zonas remotas e inaccesibles para embarcaciones más grandes. Esto permite mayor flexibilidad a la hora de organizar los desembarcos y garantizar experiencias únicas en contacto con la fauna y los paisajes más emblemáticos del continente blanco. A un precio más accesible, es una excelente alternativa para quienes desean vivir una auténtica expedición polar sin resignar calidad ni seguridad.

 

Crucero desde Buenos Aires a la Antártida

Dado que no existe una opción directa de crucero a la Antártida desde Buenos Aires, la forma más clásica y completa de viajar desde la capital argentina hasta el bloque austral es a bordo de un crucero que parte desde Ushuaia, en el extremo sur de Argentina. Este paquete de 11 días te propone una travesía inolvidable hacia la Península Antártica y las Islas Shetlands del Sur, navegando por paisajes de glaciares, montañas y formaciones volcánicas. El viaje comienza en Buenos Aires, desde donde podés tomar un vuelo directo hacia Ushuaia, conocida como “la ciudad del fin del mundo”, y punto de partida de esta gran expedición.

A bordo del Ortelius, un barco especialmente preparado para navegar en aguas polares, se recorren destinos únicos como la Isla Decepción, donde es posible caminar con raquetas de nieve, remar en kayak y visitar bases científicas argentinas y españolas. Además, se avistan pingüinos, aves y focas en su hábitat natural, todo bajo la guía de expertos en expediciones antárticas. Es una propuesta ideal para viajeros aventureros que buscan una experiencia auténtica, partiendo desde Argentina y llegando hasta el corazón de un paisaje salvaje y puro.

Crucero Ushuaia - Antártida o desde Punta Arenas

En la actualidad, más del 90 por ciento de las actividades turísticas en la Antártida se realiza a través de cruceros, y sólo unas pocas empresas realizan turismo aerotransportado. Así lo indica la estimación oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Cultura de la Argentina. 

Los barcos turísticos navegan principalmente en la región de la Península Antártica y las islas Shetland del Sur, y algunas incluyen también entre sus itinerarios antárticos a las islas Georgias del Sur y Malvinas, por lo que es común encontrar rutas de cruceros a la Antártida e Islas Malvinas.

Más del 80 por ciento del turismo argentino en cruceros parte de —o recala en algún momento en— el puerto de Ushuaia, especialmente entre noviembre y marzo, realizando itinerarios con una duración promedio de entre diez y veinte días. En tanto, si preferís evitar el mar y ganar tiempo, el air-cruise desde Punta Arenas hasta la Isla Rey Jorge te permite llegar rápidamente y de forma cómoda en solo dos horas.

¿Cuándo es la época para viajar a la Antártida?

La temporada para viajar al continente blanco es corta y se extiende desde octubre a marzo. Sin embargo, la fecha recomendada para viajar es desde fines de diciembre a febrero, ya que los días son más largos con 20 horas de luz solar..

En tanto, en la temporada veraniega en el Hemisferio Sur, las temperaturas son un poco más elevadas (-2°C a 3°C de máxima) ya que hay más días soleados. Es un buen momento para observar la fauna, los nacimientos y crías de los pinguinos, los cormoranes, las focas y los lobos marinos. La temporada de ballenas está en su punto máximo. 

Algo a tener en cuenta en estos meses es que las fechas especiales, como la Navidad y el Año Nuevo, suelen ser las que más reservas acumulan y se agotan rápidamente. Por esto, nuestra recomendación es que te anticipes.

Otro dato es que los primeros cruceros y los últimos de la temporada suelen ser los más económicos por varias razones: el clima es más impredecible, por lo que el itinerario está sujeto a las condiciones. No es época de crías, por lo que la fauna es “menos tentadora”. Por último, hay más chance de días grises y, por ende, fotos con menos calidad.

¿Qué hay para hacer en la Antártida?

El Ministerio argentino remarca que los desembarcos en la Antártida se concentran principalmente en sitios libres de hielo, de fácil accesibilidad, con rasgos únicos en su fauna y flora, paisajes, historia y actividad científica. 

Si bien existen alrededor de 200 sitios que suelen ser visitados por el turismo, la mayor carga de turistas se concentra en unos 30, que resulten ser los más populares y están ubicados en su mayoría, en el archipiélago de las islas Shetland del Sur y en el estrecho de Gerlache, al noroeste de la Península Antártica.

 

En rigor, las actividades turísticas que se llevan a cabo en estas regiones del continente antártico son variadas, e incluyen caminatas, avistaje de fauna y de sitios con valores ambientales o históricos, paseos en barcos o kayaks, visitas a estaciones científicas, campamentos, escaladas, buceo, snorkel y hasta surf de remo.

El turismo antártico en cruceros suele tener un componente educativo muy fuerte, ya que a bordo se cuenta con la presencia de guías y conferencistas que brindan charlas a bordo referentes a los valores y a la preservación del continente. En este sentido, hacer un viaje a la Antártida puede ser una experiencia muy enriquecedora.

¿Tengo que llevar dinero?

Las compañías de crucero con las que trabaja Tangol y muchas agencias cuentan con todos los servicios incluidos y con eso alcanza. Sin embargo, siempre recomendamos tener algo extra por si querés comprar un souvenir o comprar algo en particular a bordo del crucero. El tipo de moneda que se maneja es el dólar. 

¿Se puede viajar con niños a la Antártida?

Este tipo de experiencias se pueden compartir en familia pero es recomendable que los niños a bordo sean mayores a 12 años. Simplemente se debe a que son viajes demasiado largos, con la mayor parte del tiempo arriba del barco y algunos tramos son muy duros (puede haber marea alta o tormentas) y estas condiciones pueden ser un poco negativas para ellos.

¿Es riesgoso un viaje a la Antártida? ¿Afecta al medio ambiente?

Viajar a la Antártida es una experiencia tan extraordinaria como delicada. Si bien el turismo en esta región remota nos permite descubrir paisajes y especies únicos, también puede generar ciertos impactos en el ecosistema. Las visitas repetidas a los mismos lugares, justo en época de cría de algunos animales, pueden alterar su comportamiento. Y como muchos cruceros van y vienen desde Sudamérica, también existe el riesgo de que especies no nativas lleguen sin querer al continente blanco. A eso se suma el cuidado que hay que tener con el uso de embarcaciones, para evitar cualquier tipo de contaminación marina.

Por eso, hay reglas claras. El Sistema del Tratado Antártico, que protege este territorio, define qué se puede y qué no se puede hacer en cada visita. Tanto los viajeros como las empresas de turismo deben seguir las normas del Protocolo de Madrid y las recomendaciones acordadas por los países que integran este tratado. La idea es sencilla: que podamos seguir explorando la Antártida sin poner en riesgo su riqueza natural ni su valor científico.

Para lograrlo, se crearon más de 40 códigos de conducta específicos para los sitios que más se visitan. Son como guías prácticas que indican cómo comportarse en cada lugar, según su fragilidad y sus características. Así, entre todos, podemos asegurar que este rincón del planeta siga siendo tan fascinante como hasta ahora, sin dejar huella más que en nuestras memorias.

Breve historia del turismo en la Antártida

La Antártida fue descubierta en 1603, cuando el explorador español Gabriel de Castilla divisó unas islas, tal vez las Shetland del Sur. La primera presencia argentina oficial en aguas antárticas data de septiembre de 1815, durante la Guerra de la Independencia, cuando el entonces Coronel de Marina Guillermo Brown, a bordo de la fragata Hércules, acompañada del bergantín Trinidad, fue arrastrado por un temporal al sur de la convergencia antártico.

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culturo de la Argentina, las primeras expediciones turísticas comerciales al continente blanco comenzaron en el verano de 1958, a partir del Transporte Naval argentino “Les Eclaireurs”. Asimismo, cuenta que hasta principios de la década de 1980, sólo unos pocos cientos de turistas visitaban la Antártida. Recién a comienzos de los años noventa se incrementaron las actividades turísticas de forma sostenida, y no solo en el número de turistas, sino también en el de sitios visitados y en la frecuencia de los desembarcos.

En tanto, según especifica el organismo argentino, en la temporada de verano 2018- 2019 se alcanzó el pico máximo de turistas en la Antártida, con un total aproximado de 56.168 visitantes. Se espera que esa tendencia continúe en las próximas temporadas.  









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