What to do at the Florentino Ameghino Dike and how to get there from Puerto Madryn

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  Tangol 14/05/2025

El viaje comienza en Puerto Madryn, donde el viento patagónico se cuela por las ventanillas apenas abiertas. Con el transfer de Tangol desde el hotel en la ciudad patagónica, se parte por la Ruta Nacional 3 hasta Trelew, la capital de Chubut, y desde ahí, se sigue por la Ruta Provincial 25 rumbo a la Cordillera. La estepa parece infinita, y resulta difícil imaginar que no muy lejos, a unas dos horas, se encuentra un oasis de aguas color turquesa y una villa preciosa. Pero ese es el destino. 

Después de Las Chapas, un desvío por la Ruta Provincial 31 lleva directo a la Villa Florentino Ameghino. Entrado este camino, el paisaje cambia de golpe: la meseta cede lugar a paredones de roca rojiza, y el cauce del río Chubut comienza a asomar con más fuerza. De pronto, aparece el imponente dique de 225 metros de largo.

El dique fue inaugurado en 1963 para controlar las crecidas del río, favorecer el riego y generar energía, pero con el tiempo se convirtió, también, en un punto de interés turístico. Hoy es un destino imperdible para quienes quieren una excursión cargada de paisajes naturales, paseos tranquilos, y actividades al aire libre.

Por eso, si queres saber cómo llegar al dique Florentino Ameghino desde Puerto Madryn, o directamente querés sumarte a un tour con traslados y guia especializada, no te pierdas nuestra excursión.

Villa Florentino Ameghino y el río que alimenta al dique

La Villa Florentino Ameghino es chiquita pero está llena de vida. Tiene un camping municipal con playa de río, zonas de sombra, y varias parrillas y lugares para hacer fogones. También hay un complejo privado con pileta olímpica y cabañas que funcionan todo el año. No es un destino masivo, y eso juega a su favor: dicen que las noches son calmas, y que solo se escucha el sonido del agua, o algunos animales nocturnos.

El río Chubut baja desde el embalse con fuerza. El color del agua varía entre el verde y el turquesa, según la luz del día. Los pescadores afirman que hay truchas, percas y pejerreyes al alcance desde la orilla o a bordo de una embarcación. En los restaurantes de las zonas se ofrecen platos deliciosos con estos pescados.

En tanto, cerca del camping, una escalera de piedra sube entre las rocas. Se la conoce como el "Plano Inclinado" y tiene 517 escalones. Hay que tomar aire cada tanto para subirla, y mentalizarse para que las piernas resistan. Cuentan los guías que fue construida durante la obra del dique para unir dos campamentos. Aunque la subida exija esfuerzo, vale la pena: desde arriba, la vista del valle y el embalse es impactante.

Actividades en el Dique Florentino Ameghino

Más allá de la pesca y el descanso junto al río, el Dique Ameghino ofrece varias opciones para otros tipo de viajeros, los que quieren más movimiento. Por ejemplo, senderos para caminatas cortas o trekkings entre cañadones. Algunos se aventuran a hacer rappel en las paredes de piedras, o rafting en los tramos más intensos del río.

Ahora bien, si sos más curioso, uno de los sitios más interesantes y que conectan con la historia del lugar es la cueva de pinturas rupestres, que puede visitarse con guía. Está a unos minutos de la villa y conserva trazos prehistóricos que revelan la presencia de antiguas comunidades de cazadores y recolectores. Pero cuidado: no está muy bien señalizado, así que si de todos modos pensás hacerlo, avisale a alguna persona con antelación. 

Un paisaje que sorprende

Ameghino impacta con su represa hidroeléctrica moderna, su pueblito sencillo, y un entorno natural propio de una postal: las paredes rocosas de hormigón salpicadas por sedimentos marinos de millones de años, una vegetación diversa que crece al amparo del agua, en contraste con la aridez de los alrededores, y el hipnotizante color del agua, llena de vida.

Muchos llegan en el día desde Trelew o Madryn, pero lo ideal es quedarse al menos una noche para ver caer el sol detrás del dique, cocinar algo al fuego, y dormir cerca del agua. También es una sensación placentera despertar y escuchar el río.

Cerca de las 18:30, la excursión retorna a Puerto Madryn. El regreso permite otra lectura del paisaje.Ya no es la meseta vacía que parecía al principio: se vuelve con el conocimiento de que, en medio de ese silencio, hay un valle lleno de agua y de vida.









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