Si sos un viajero apasionado por la adrenalina y los destinos insólitos, tenés que conocer al país cuya capital y ciudades más pobladas están ubicadas en el cordón de volcanes potencialmente activos más peligrosos del mundo. Ecuador es un país de una auténtica belleza gracias a sus diferencias geográficas y climáticas dentro de un mismo territorio.
Navegar en las aguas de sus lagunas de origen glaciar y maravillarse por la fuerza y frescura de sus cascadas escondidas son motivos suficientes para organizar un viaje a este destino inigualable de Sudamérica.
En esta nota queremos contarte por qué vale la pena conocer la Avenida de los Volcanes y cómo hacerlo. Y también compartirte dónde se encuentran las cascadas y lagunas más hermosas de Ecuador para disfrutar durante el verano. Además de toda la información necesaria, vas a encontrar actividades y visitas guiadas con todo lo necesario para llevarte lo mejor de este destino. Y si querés más opciones, te invitamos a ver nuestras excursiones y tours en Ecuador.
Volcanes en Ecuador: Quito como punto de partida
A mediados del siglo XIX, el explorador naturalista Alexander von Humboldt bautizó “avenida de los volcanes” a ese tramo de la Cordillera de los Andes que atraviesa Ecuador. El investigador describió la zona como un majestuoso corredor natural, flanqueado por dos cadenas montañosas con volcanes gigantescos y cumbres nevadas llenas de encanto.
La avenida de los volcanes es la región en la que se encuentran algunos de los volcanes más relevantes y simbólicos del país. Si te gusta el trekking de montaña y el senderismo, tenés que saber que además de poder subir a sus cimas entre caminos pintorescos salidos de una película de aventura, muchos cuentan con glaciares y lagunas de colores diferentes, perfectos para coleccionar en fotos.
Una de las formas más elegidas de atravesar este corredor único es con un paquete a la Avenida de los Volcanes desde Quito hasta Guayaquil. Esta travesía de 4 días propone visitar los volcanes más impactantes y continuar con un viaje en tren por la ruta Alausí – Sibambe – Alausí. También visitar la Nariz del Diablo y atravesar pueblos locales hacia la "Perla del Pacífico". Todo con la mejor guía y traslados incluidos.
Volcán Chimborazo
El Chimborazo es un volcán potencialmente activo, aunque su última erupción ocurrió hace unos 1.400 años. Se trata del volcán más alto de Ecuador, ya que se eleva majestuosamente a 6,263 metros sobre el nivel del mar (msnm). Por el abultamiento ecuatorial de la Tierra, su cima es el punto más cercano al Sol y el más alejado del centro del planeta, superando incluso al Everest en ese aspecto.
La distancia entre el Chimborazo y Quito es de unos 150 kilómetros al sur de Quito. Muchos alpinistas eligen subir hasta el Refugio Whymper, a 5.000 msnm en vehículo, y desde ahí hacer el ascenso completo a la cumbre. También hay senderos más cortos para caminatas y miradores. Al pie del volcán se aprecia la Laguna de Colta, conocida como el “espejo de los Andes” porque refleja al Chimborazo en días despejados.
Muy cerca de esta bestia se encuentra también la Laguna de Atillo y lagunas de Ozogoche (un poco más alejadas, en el Parque Nacional Sangay, pero dentro del mismo corredor andino).
Volcán Cotopaxi
Al pensar cuál es el volcán de Quito, el Cotopaxi aparece como el más icónico. Con sus 5.897 msnm, es el segundo más alto del país, y se destaca por su cono perfecto cubierto de glaciares, en la cima del Parque Nacional Cotopaxi, a solo 50 kilómetros al sur de la capital.
En sus faldas se encuentra la Laguna de Limpiopungo, rodeada de páramos donde habitan cóndores, venados y caballos salvajes. Los visitantes pueden ascender en vehículo hasta el Refugio José Rivas, a 4.864 metros, y disfrutar de caminatas, ciclismo y vistas panorámicas.
El Cotopaxi es una parada obligada para quienes recorren la Sierra ecuatoriana. Por su ubicación en esta parte de la Avenida de los Volcanes, muy cerca de donde queda el volcán Quilotoa, la mejor forma de conocerlo es con el Cotopaxi y Quilotoa tour desde Quito, que propone un recorrido por los dos colosos, pasando también por la Laguna Quilotoa.

La distancia de Quito al volcán Cotopaxi es de apenas 50 kilómetros. Por eso, en días despejados forma parte del paisaje visible desde la capital. Esto le imprime un sentido de respeto y devoción por parte de los locales, dado que es un volcán activo, y su última erupción ocurrió en 2015.
Por su parte, el Quilotoa es un volcán extinto, cuyo principal atractivo es la laguna turquesa que se formó en el cráter de 3 km de diámetro tras su última erupción hace más de 800 años. El color del agua varía entre verde esmeralda y azul profundo, según la luz del sol y los minerales disueltos.
Cómo llegar de Quito a la Laguna Quilotoa
Si te interesa más conocer una de las mejores lagunas cerca de Quito, podés optar por una excursión a la Laguna de Quilotoa, que también incluye la visita al volcán del mismo nombre. El recorrido también atraviesa el cañón de Zumbahua, hogar de pueblos indígenas, y la visita a la comunidad Shalala, anfitriona del Mirador de Cristal y el Centro de Artesanía Chaki Wasi.
Volcán Cayambe
Cayambe es el tercer volcán más alto de Ecuador, con 5.790 msnm, ubicado al norte de Quito, entre las provincias de Pichincha e Imbabura. Su cumbre está cubierta de glaciares y se distingue por un récord único: es la montaña más alta del mundo atravesada por la línea ecuatorial. Se trata de un volcán activo, pero tranquilo: su última erupción registrada ocurrió en el siglo XVIII.
Por su belleza natural y su valor geográfico, el Cayambe es un ícono de la Sierra Norte del país. Su silueta nevada domina el paisaje andino y constituye un punto de referencia en la Cordillera Oriental. El clima es frío de altura, con páramos y lagunas en sus alrededores que enriquecen la biodiversidad. Es un sitio muy visitado por montañistas y amantes de la naturaleza, que encuentran rutas de trekking y ascensos de alta montaña. En días despejados, ofrece panorámicas espectaculares hacia los Andes ecuatorianos.
Volcán Pululahua
Ir a visitar el volcán Pululahua es como llegar a un paisaje extraterrestre. Está ubicado a 17 kilómetros al norte de Quito, en la parroquia Calacalí, con una altura de 3.356 msnm. Su cráter, de aproximadamente 5 kilómetros de diámetro, es uno de los pocos habitables del mundo, y en su interior se desarrollan comunidades agrícolas.
Este volcán forma parte de la Reserva Geobotánica Pululahua, un área protegida que conserva bosques nublados, orquídeas, aves y fauna pequeña. Su última gran erupción se registró hace más de 2.200 años, por lo que actualmente es considerado activo pero estable.
Desde el Mirador de Pululahua se pueden contemplar panorámicas únicas del cráter y sus cultivos. El lugar es ideal para senderismo, cabalgatas y ciclismo de montaña, combinando naturaleza y paisaje cultural. Gracias a su cercanía a Quito, se convirtió en una excursión de medio día muy accesible para los turistas. Su singularidad lo convierte en un destino imperdible de la Sierra ecuatoriana.
¿Por qué millones de personas eligen vivir cerca de volcanes potencialmente activos?
Que millones de personas decidan vivir en la zona de volcanes potencialmente activos, desafiando el peligro en su día a día, puede parecer una paradoja. Sin embargo, este riesgo se ve superado por una serie de beneficios y condiciones geográficas que hacen que estas áreas sean sumamente atractivas para el asentamiento humano.
En primer lugar, se dice que la población de las Sierras se adaptó a vivir con el inminente riesgo de una erupción gracias a la fertilidad del suelo volcánico, ya que la ceniza y los minerales que expulsan los volcanes enriquecen la tierra, favoreciendo la agricultura y la producción de alimentos. Las laderas de los volcanes se volvieron tierras de cultivo muy productivas, lo que atrae a las comunidades que dependen de la agricultura.
Asimismo, la altura de los volcanes ubicados en los Andes de Ecuador generan un clima templado y agradable en los alrededores, un fenómeno muy atractivo para la población si se lo contrasta con el calor y la humedad de la región amazónica y la costa.
De esta manera, a pesar de la latente amenaza, la combinación de suelos fértiles y un clima benigno llevó a que las poblaciones quieran adaptarse este entorno y, al mismo tiempo, desarrollen protocolos para detectar y prevenir los riesgos de erupciones, haciendo que la vida en estos lugares sea tanto posible como deseable.
Previa al viaje a Ecuador: curiosidades que te van a dejar con la boca abierta
¿Sabías que Ecuador es el país con mayor densidad poblacional de Sudamérica, pero al mismo tiempo, casi la mitad de su territorio está prácticamente despoblado?
La cuestión está estrictamente relacionada con su geografía. Si mirás el mapa físico de Ecuador y dividís al país al medio por una línea vertical, vas a entenderlo mejor: casi la mitad de su territorio, específicamente la región amazónica, está prácticamente deshabitada, albergando tan solo un 5% de la población total.
Esta baja densidad se debe a que es una zona de selva espesa, con un clima cálido y húmedo que dificulta la construcción de infraestructura y el desarrollo económico. Además, la industria petrolera —la más representativa del país— no requiere mucha mano de obra, y existen territorios indígenas protegidos y parques nacionales que limitan el crecimiento urbano.
Lo curioso y contradictorio de este fenómeno es que, aunque en la segunda mitad del país alberga mayores posibilidades de crecimiento y desarrollo humano, y por ende es donde más ecuatorianos se concentran, la zona no está exenta de riesgos por desastres naturales.
Precisamos un poco y dividimos al país en tres grandes regiones: por la izquierda, la amazónica; al medio, las Sierras; y a la derecha, la Costa.
En las Sierras, donde se encuentran los Andes, hay casi 7 millones de personas distribuidas en 10 provincias; mientras que en la Costa, la cifra de habitantes sube a 9 millones, repartidas en 9 provincias. En conjunto entre ambas, hay una densidad de población de 120 millones de personas por kilómetro cuadrado; y en la zona amazónica, solo 8 personas por kilómetro cuadrado.
Sobre la costa del Pacífico se encuentra Guayaquil, una de las más grandes del país. Entre sus ventajas están las oportunidades laborales por el puerto y el comercio, y las tierras bajas y planas, que facilitan la agricultura y la expansión urbana.
Asimismo, las provincias del norte de la Costa se ven beneficiadas por espectaculares paisajes de playas y enormes bosques húmedos. Sin embargo, el clima suele estar marcado por fuertes precipitaciones e inundaciones por la precaria planificación urbana, haciendo difícil la habitabilidad en la región y el desarrollo del turismo.