El cielo estrellado de San Pedro de Atacama es conocido mundialmente como el mejor paisaje para observar los astros. La dimensión territorial de este desierto y su enorme diversidad geográfica y cultural traen, además de fascinación, la pregunta concreta de dónde ver las estrellas, es decir, qué ubicaciones son ideales dentro de los 900 kilómetros de largo y 300 de ancho que componen esta zona casi distópica del norte chileno.
Su atmósfera limpia, libre de contaminación lumínica, y la altura por sobre el nivel del mar son características estables de toda esta extensión, que guarda otra peculiaridad climática: por 300 noches del año, el cielo luce despejado.
En este artículo vamos a repasar dos lugares únicos para ver estrellas en el desierto de Atacama. No son áreas elegidas al azar, sino a partir de una idea de tradición compartida por locales de esta comuna de Antofagasta y especialistas que la estudian: la experiencia completa de pasar la noche bajo este cielo es inseparable de la dimensión cultural y territorial de sus pobladores.
Un dato: las primeras poblaciones atacameñas se remontan al año 900 a.c y la astronomía formó parte de sus prácticas por siglos; por su parte, las instalaciones de telescopios modernos para el estudio del cielo empezaron hace unas seis décadas.
En definitiva, la riqueza del turismo astronómico en este lugar se explica por la fortaleza del vínculo entre cultura y ciencia. Y para comprender mejor esta relación es importante conocer qué son los ayllus. Se trata de las comunidades originarias andinas que pueblan el desierto hace milenios y, aún al día de hoy, guardan una relación especial con el cielo en San Pedro de Atacama.
Ayllu de Coyo: la joya local para ver las estrellas de Atacama
El Ayllu de Coyo es considerado uno de los primeros asentamientos entre los catorce ayllus de la cuenca del Salar de Atacama. Situado a 2.400 metros sobre el nivel del mar, su población local e infraestructura conservan tradiciones ancestrales, pero también condiciones únicas para la observación de estrellas. Es que la cultura atacameña, también conocida como Lickanantay, tiene una conexión profunda con los astros, que se remonta a siglos de observación.
A diferencia de otras poblaciones indígenas, las comunidades originarias del desierto de Atacama están integradas al desarrollo urbano. Esto favorece la adaptación de expertos que combinan métodos de ciencia moderna con narrativas y conocimientos antiguos sobre astronomía ancestral, algo consolidado en el territorio de Coyo.
Así, la relación que las culturas originarias atacameñas tenían con los objetos en la bóveda celeste constituye un fundamento de la observación astronómica como parte del patrimonio cultural de Chile. La lectura y resignificación de tradiciones, leyendas y mitos a través de investigación científica potencian las condiciones climáticas y geológicas que hacen de este desierto un lugar único para observar el cielo.
Por esta razón, el Ayllu de Coyo es uno de los lugares imperdibles a la hora de planear un tour astronómico en San Pedro de Atacama, ya sea para contemplar las estrellas, experimentar con telescopios, hacer fotografías o tomar contacto con investigadores.
Además, está situado a menos de 10 kilómetros del centro urbano de San Pedro de Atacama, por lo que resulta práctico y accesible para quienes se alojan en las cercanías. Esto favorece el aprendizaje acerca de las costumbres antiguas del pueblo a través de los cultores contemporáneos de esta comunidad, siempre que el acercamiento esté mediado por guías locales y en el marco del respeto por sus tradiciones y entorno ambiental.
Pasaje entre el Río San Pedro y el Valle de la Muerte
El Valle de la Muerte, también conocido como Valle de Marte, es otro de los lugares imperdibles para contemplar las estrellas en el desierto de San Pedro. El pasaje que lo conecta con el Río San Pedro está repleto de miradores y paradas para el avistaje con telescopios.
Por eso muchos tours nocturnos parten desde el centro urbano hacia este sector, donde los guías tienen identificados puntos clave para la observación de constelaciones, movimientos celestiales y otras curiosidades del cielo estrellado de Atacama.
En este sentido, anticiparse a los eventos astronómicos previstos puede servir para aprovechar mejor el tiempo de estadía. Por ejemplo, con una simple búsqueda de internet se puede revisar el calendario lunar, y así privilegiar las fases de luna nueva y luna menguante. Otra buena idea es comprobar si es temporada de Perseidas (agosto), o Gemínidas (diciembre), para saber si hay posibilidad de ver lluvias de meteoros.
Si preferís la sorpresa y dejarte llevar por lo que aparezca en la noche de tu avistaje, también es una buena opción. Eso sí: en cualquier caso, comprobar la calidad y del servicio y la experiencia del guía es importante, no sólo por su conocimiento sobre el lugar, sino también por motivos de seguridad. No cualquiera puede conducir las vans de tour por los caminos de la cordillera.
Como lo indica uno de sus nombres populares, el Valle de Marte remite a un paisaje extraterrestre. Dunas rojizas de relieve acartonado y formaciones geológicas dispares entre horizontes de volcanes componen un escenario de ciencia ficción en la vida real. De noche, con el cielo convertido en un teatro de luces, no es fácil asimilar que ese espectáculo forma parte de la Tierra.
El enorme valor del valle como sede para el avistaje nocturno se complementa con la belleza de sus atardeceres y amaneceres. Los movimientos del Sol producen contrastes hipnóticos al pasar por las montañas de la Cordillera de los Andes, y los colores varían hasta que la luz se esconde.
Al igual que la mayoría de los lugares icónicos del desierto de Atacama, el Valle de la Muerte guarda ecos de las culturas precolombinas. Una de las historias que intentan explicar su nombre remite a los restos de un fuerte que todavía se pueden encontrar en uno de los extremos del valle. Según el relato, una comunidad ancestral enfrentó ahí los ataques de varios colonizadores que intentaron someterlos y no pudieron. Después de una de las batallas, cuentan los pobladores locales, 200 cuerpos de los foráneos fueron exhibidos como símbolo de resistencia.
Recomendaciones para ver estrellas en San Pedro de Atacama
Si todavía no elegiste dónde ver las estrellas en tu visita a San Pedro de Atacama, estas dos locaciones pueden servir como referencia para empezar a planificar.
De cualquier modo, hay algunas recomendaciones clave para una mejor experiencia de avistaje nocturno en estos y otros lugares del desierto atacameño:
- Abrigo: las temperaturas del desierto pueden descender bruscamente durante la noche, sobre todo en invierno. Por esta razón, es importante contar con vestimenta apta para abrigarse en capas.
- Ciclo lunar: como sugerimos antes, las noches de luna nueva son las mejores para ver estrellas en San Pedro, dado que la oscuridad del cielo es total, mejorando la visibilidad de los cuerpos lumínicos y la Vía Láctea.
- Hidratación: muchos tours y recorridos implican cambios de altura de un lugar a otro, oscilando entre los 2500 a los 4500 metros sobre el nivel del mar. La hidratación es una de las claves para hacer frente al mal de altura, al igual que la aclimatación al llegar.